«No de solo pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»
(Mt 4,4; Lc 4,4)
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»
(Mt 4,4; Lc 4,4)
"¿No nos hallamos también nosotros expuestos al peligro de pensar que Dios no es de primera necesidad para el hombre, y que el desarrollo técnico y económico es más urgente que el espiritual? ¿No pensamos también que las realidades espirituales son menos eficaces que las materiales? ¿No se abre paso también entre nosotros una cierta tendencia a diferir el anuncio de la verdad de Dios porque juzgamos que hay que hacer primero cosas «más necesarias»?
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"Aunque no aceptemos una redención puramente material, económica y política no podemos menos de reconocer el grave deber que tenemos de suscitar aquellas fuerzas espirituales que son capaces de transformar el mundo, de satisfacer el hambre de tantos hermanos y hermanas. Sabemos bien que la tierra tiene riquezas suficientes para saciar a todos; no son los bienes materiales los que faltan, sino las fuerzas espirituales, que podrían crear un mundo de justicia y de paz. Uno no puede menos de preguntarse por qué entre los cristianos hay tantos pobres, tantos hambrientos. ¿Por qué no corresponde a la Eucaristía del Señor el ágape de los cristianos, la multiplicación de los panes que se lleva a cabo mediante la caridad? El Señor, que sufre el hambre de sus hermanos más pequeños, nos dirá un día: «Tuve hambre y me disteis de comer», o bien «tuve hambre y no me disteis de comer» (Mt 25,33.42). Recemos para que reconozcamos al Señor cuando tiene hambre y necesita de nosotros."
Joseph Ratzinger
- Joseph Ratzinger (*1927), El camino pascual, BAC, Madrid 1990, pp. 21.23.
- Sandro Botticelli (1445-1510), La tentación de Cristo (1481-1482) [detalle], Capilla Sixtina, Ciudad del Vaticano.