domingo, 5 de febrero de 2012

González de Cardedal - La Biblia y el mal


"La Biblia no ofrece una respuesta teórica que explique el problema del mal sino una palabra profética que lo desenmascara y lo exorciza, a la vez que va suscitando figuras que lo portan en sí, sufren y muestran la posible superación desde dentro. No propone una metafísica para interpretar el mal sino una terapia para superarlo. Dios no supera el mal, nacido de la libertad del hombre, por la negación de esa libertad o por la violencia; lo soporta, padece y supera mediante el bien. Los pobres de Yahvé, los salmistas, los humillados de la historia encuentran en el Siervo y en la pasión de Cristo la respuesta humilde y humillada de Dios. Ella deja abierta nuestra historia y remite a otra historia nueva, en la que la verdad se afirmará y la injusticia será desvelada.

Mientras que la filosofía griega ha sido de hombres geniales y de minorías privilegiadas, distanciadas de la masa y de los marginados de la sociedad, la narración bíblica mantiene en súplica ante Dios la memoria de los pobres y de las víctimas con la promesa de otorgar justicia a los vencidos y perseguidos injustamente, como hizo con Jesús. Las bienaventuranzas sellan ese programa de vida para el cristianismo porque antes fueron la forma de vida de Jesús. En continuidad con esta actitud de Jesús, la Iglesia se ha preocupado siempre de los pobres y ha atendido a enfermos y marginados. Para ella las obras de misericordia han sido tan esenciales como el credo, las bienaventuranzas como los mandamientos."