miércoles, 21 de diciembre de 2011

Eliot - El cultivo de los árboles de Navidad (1950)


El cultivo de los árboles de Navidad (1950)

Hay muchas actitudes hacia la Navidad,
algunas de las cuales podemos desechar:
la social, la torpe, la abiertamente comercial,
la juerguista (los bares abiertos hasta medianoche)
y la pueril — que no es la del niño
para quien la vela es una estrella y el ángel dorado
que despliega sus alas en la cima del árbol

es no un simple adorno, sino un ángel.

El niño se embelesa ante el Árbol de Navidad:
dejadle conservar ese espíritu de admiración
ante la Fiesta en cuanto evento no aceptado como pretexto;
de modo que el arrebato centelleante, la maravilla
del primer Árbol de Navidad recordado,
de modo que las sorpresas, el deleite en nuevas posesiones
(cada cual con su peculiar y emocionante olor),
la expectativa del ganso o del pavo
y el esperado sobrecogimiento ante su aparición,

de modo que la reverencia y la alegría
no lleguen a olvidarse en la experiencia posterior,
en el aburrido acostumbramiento, la fatiga, el tedio,
la certeza de la muerte, la conciencia del fracaso,
o en la piedad del converso,
que puede estar teñida de arrogancia
desagradable a Dios e irrespetuosa hacia los niños
(y aquí recuerdo también con gratitud
a santa Lucía, su canción y su corona de fuego):

de modo que antes del fin, la octogésima Navidad
(entendiendo por “octogésima” la última),
los recuerdos acumulados de la emoción anual
puedan concentrase en un gran gozo
que será también un gran temor, como en la ocasión
en que el temor desciende a cada alma:
porque el principio nos rememorará el final
y la primera venida, la segunda venida.

Thomas Stearns Eliot, Poemas de Ariel (1927-1954)





Licencia Creative CommonsLa traducción al castellano de T.S. Eliot: "The Cultivation of Christmas Trees", por José Escudero se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.