OTOÑO 2011

PÓRTICO DIC
20


Καὶ εἶδον ἐπὶ τὴν δεξιὰν τοῦ καθημένου ἐπὶ τοῦ θρόνου
βιβλίον γεγραμμένον ἔσωθεν καὶ ὄπισθεν
κατεσφραγισμένον σφραγῖσιν ἑπτά.



καὶ εἶδον ἄγγελον ἰσχυρὸν κηρύσσοντα ἐν φωνῇ μεγάλῃ,  Τίς ἄξιος ἀνοῖξαι τὸ βιβλίον  καὶ λῦσαι τὰς σφραγῖδας αὐτοῦ; 

καὶ οὐδεὶς ἐδύνατο 
ἐν τῷ οὐρανῷ 
οὐδὲ ἐπὶ τῆς γῆς 
οὐδὲ ὑποκάτω τῆς γῆς 
ἀνοῖξαιτὸ βιβλίον 
οὔτε βλέπειν αὐτό. 

καὶ ἐγὼ ἔκλαιον πολὺ, 
ὅτι οὐδεὶς ἄξιος εὑρέθη 
ἀνοῖξαι τὸ βιβλίον 
οὔτε βλέπειν αὐτό.


Después vi en la mano derecha de aquel que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, y sellado con siete sellos. Y vi a un Ángel poderoso que proclamaba en alta voz: «¿Quién es digno de abrir el libro y de romper sus sellos?». Pero nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de ella, era capaz de abrir el libro ni de leerlo. Y yo me puse a llorar porque nadie era digno de abrir el libro ni de leerlo (Apocalipsis, 5, 1-4a).




ADVIENTO (I) DIC
20


Ki nyitja meg a betett könyvet?
Ki szegi meg a töretlen időt?
Lapozza fel hajnaltól-hajnalig
emelve és ledöntve lapjait?

Az ismeretlen tűzvészébe nyúlni
ki merészel közülünk? S ki merészel
a csukott könyv leveles sürüjében,
ki mer kutatni? S hogy mer puszta kézzel?

És ki nem fél közülünk? Ki ne félne,
midőn szemét az Isten is lehúnyja,
és leborúlnak minden angyalok,
és elsötétűl minden kreatúra?

A bárány az, ki nem fél közülünk,
egyedül ő, a bárány, kit megöltek.
Végigkocog az üvegtengeren
és trónra száll. És megnyitja a könyvet.

Pilinszky János, Nagyvárosi ikonok (1959-1970)




¿Quién abrirá el libro sellado?
¿Quién quebrará el tiempo intacto?
¿Quién indagará del alba al alba,
alzando y abatiendo, sus páginas?

A las llamas de lo ignoto, ¿quién de nosotros
osará allegarse? ¿Y quién, quién osará escrutar
las compactas hojas del libro cerrado?
¿Quién osará hacerlo con la mano desnuda?

¿Y quién de nosotros no temerá? ¿Quién no temerá,
cuando incluso Dios cierra los ojos,
y se postran todos los ángeles,
y se entenebran todas las criaturas?

El cordero es quien de nosotros no temerá,
sólo él, el cordero, que fue inmolado.
Atraviesa el mar de vidrio
y sube al trono. Y abre el libro.


János Pilinszky, Iconos de la ciudad (1959-1970)
[Original húngaro] [Audición]

Lectura del poema por János Pilinszky


Licencia Creative CommonsLa traducción de János Pilinszky "Introitusz" al castellano por José Escudero se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.





Introitusz

Ki nyitja meg a betett könyvet?
Ki szegi meg a töretlen időt?
Lapozza fel hajnaltól-hajnalig
emelve és ledöntve lapjait?

Az ismeretlen tűzvészébe nyúlni
ki merészel közülünk? S ki merészel
a csukott könyv leveles sürüjében,
ki mer kutatni? S hogy mer puszta kézzel?

És ki nem fél közülünk? Ki ne félne,
midőn szemét az Isten is lehúnyja,
és leborúlnak minden angyalok,
és elsötétűl minden kreatúra?

A bárány az, ki nem fél közülünk,
egyedül ő, a bárány, kit megöltek.
Végigkocog az üvegtengeren
és trónra száll. És megnyitja a könyvet.

[Traducción]
Introito

¿Quién abrirá el libro sellado?
¿Quién quebrará el tiempo intacto?
¿Quién indagará del alba al alba,
alzando y abatiendo, sus páginas?

A las llamas de lo ignoto, ¿quién de nosotros
osará allegarse? ¿Y quién, quién osará escrutar
las compactas hojas del libro cerrado?
¿Quién osará hacerlo con la mano desnuda?

¿Y quién de nosotros no temerá? ¿Quién no temerá,
cuando incluso Dios cierra los ojos,
y se postran todos los ángeles
y se entenebran todas las criaturas?

Es el cordero quien de nosotros no temerá,
sólo él, el cordero, que fue inmolado.
Atraviesa el mar de vidrio
y sube al trono. Y abre el libro.

Lectura del poema por János Pilinszky

Licencia Creative CommonsLa traducción al castellano de János Pilinszky: "Introitusz", por José Escudero se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.



ADVIENTO (II) DIC
21



There are several attitudes towards Christmas,
Some of which we may disregard:
The social, the torpid, the patently commercial,
The rowdy (the pubs being open till midnight),
And the childish — which is not that of the child>
For whom the candle is a star, and the gilded angel
Spreading its wings at the summit of the tree
Is not only a decoration, but an angel.

The child wonders at the Christmas Tree:
Let him continue in the spirit of wonder
At the Feast as an event not accepted as a pretext;
So that the glittering rapture, the amazement
Of the first-remembered Christmas Tree,
So that the surprises, delight in new possessions
(Each one with its peculiar and exciting smell),
The expectation of the goose or turkey
And the expected awe on its appearance,

So that the reverence and the gaiety
May not be forgotten in later experience,
In the bored habituation, the fatigue, the tedium,
The awareness of death, the consciousness of failure,
Or in the piety of the convert
Which may be tainted with a self-conceit
Displeasing to God and disrespectful to children
(And here I remember also with gratitude
St. Lucy, her carol, and her crown of fire):

So that before the end, the eightieth Christmas
(By “eightieth” meaning whichever is last)
The accumulated memories of annual emotion
May be concentrated into a great joy
Which shall be also a great fear, as on the occasion
When fear came upon every soul:
Because the beginning shall remind us of the end
And the first coming of the second coming.


Thomas Stearns Eliot, Ariel Poems (1927-1954)
[Traducción]






Hay muchas actitudes hacia la Navidad,
algunas de las cuales podemos desechar:
la social, la torpe, la abiertamente comercial,
la juerguista (los bares abiertos hasta medianoche)
y la pueril — que no es la del niño
para quien la vela es una estrella y el ángel dorado
que despliega sus alas en la cima del árbol

es no un simple adorno, sino un ángel.

El niño se embelesa ante el Árbol de Navidad:
dejadle conservar ese espíritu de admiración
ante la Fiesta en cuanto evento no aceptado como pretexto;
de modo que el arrebato centelleante, la maravilla
del primer Árbol de Navidad recordado,
de modo que las sorpresas, el deleite en nuevas posesiones
(cada cual con su peculiar y emocionante olor),
la expectativa del ganso o del pavo
y el esperado sobrecogimiento ante su aparición,

de modo que la reverencia y la alegría
no lleguen a olvidarse en la experiencia posterior,
en el aburrido acostumbramiento, la fatiga, el tedio,
la certeza de la muerte, la conciencia del fracaso,
o en la piedad del converso,
que puede estar teñida de arrogancia
desagradable a Dios e irrespetuosa hacia los niños
(y aquí recuerdo también con gratitud
a santa Lucía, su canción y su corona de fuego):

de modo que antes del fin, la octogésima Navidad
(entendiendo por “octogésima” la última),
los recuerdos acumulados de la emoción anual
puedan concentrase en un gran gozo
que será también un gran temor, como en la ocasión
en que el temor desciende a cada alma:
porque el principio nos rememorará el final
y la primera venida, la segunda venida.

Thomas Stearns Eliot, Poemas de Ariel (1927-1954)



  • T.S. Eliot, "The Cultivation of Christmas Trees", de Ariel Poems, en T.S. Eliot, Collected Poems 1909-1962, Faber & Faber, London 1974 [repr. 1989], pp. 117-118.
  • T.S. Eliot, "El cultivo de los árboles de Navidad", traducción propia
  • Jorge Barrios, Árbol de Navidad (2007)
Licencia Creative CommonsLa traducción al castellano de T.S. Eliot: "The Cultivation of Christmas Trees", por José Escudero se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.


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