domingo, 25 de marzo de 2012

von Balthasar - Las dimensiones del sí mariano


"Existe acuerdo en afirmar que la respuesta final de María al ángel, y a través de él a Dios, «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra», fue la expresión plena de la fe de Abraham y de todo Israel. Ya a Abraham se le había reclamado una obediencia entusiasta de fe cuando se le exigió devolver a Dios en el monte Moria precisamente el don que Dios le había hecho por su fe, el hijo de la promesa, en un sacrificio espiritualmente completo, sólo interrumpido en su materialidad. En el caso de María, Dios irá hasta el final de esa fe cuando, en la cruz, junto a la cual está ella de pie, no interviene ningún ángel rescatador, y ella debe devolver a Dios a su Hijo, el Hijo del cumplimiento, en una oscuridad de fe incomprensible e impenetrable para ella.

Pero ya en la concepción de Jesús se exige un acto de fe que supera infinitamente al de Abraham (y con mayor razón el de Sara, que se rió incrédula). La Palabra de Dios, que quiere tomar carne en María, necesita un sí receptivo que sea pronunciado con la persona entera, espíritu y cuerpo, sencillamente sin restricción alguna (ni siquiera inconsciente), y que ofrezca la totalidad de la naturaleza humana como lugar de la humanación. Recibir y consentir no tienen por qué ser algo pasivo; respecto a Dios son siempre, cuando se realizan en la fe, suprema actividad. Si en el sí de María hubiera habido siquiera la sombra de un reparo, de un «hasta aquí, pero no más lejos», a su fe se habría adherido una mácula, y el Hijo no habría podido tomar posesión de toda la naturaleza humana. Esta carencia de reparos del sí de María se revela quizás más claramente allí donde María aprueba también su matrimonio con José y deja en manos de Dios su compatibilidad con su nueva tarea."

Hans Urs von Balthasar




Este año la Encarnación se celebra el 26 de marzo